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La Universidad de Poitiers ha iniciado un importante programa para reducir el consumo de energía en su patrimonio a través de un planteamiento sistemático y virtuoso en la explotación y el uso de los edificios. En las acciones realizadas, se refleja el interés por los aspectos económicos, ecológicos y el bienestar de los usuarios.
Desde hace 10 años, la Universidad de Poitiers lleva a cabo un importante programa de renovación de los edificios pensado para reducir el consumo de energía (electricidad, calefacción y agua) y mejorar el bienestar de los usuarios. Actualmente, de los 100 000 m2 a renovar, 35 000 m2 ya lo han sido, 30 000 m2 están en obra y el resto está programado para una reforma del 100% de los edificios planificada para que finalice en 2030.
Las obras conciernen el aislamiento exterior y la estanquidad de los edificios; la sustitución de todas las puertas y ventanas; la instalación de ventilación; la renovación de baños con sistemas de ahorro para las cisternas y detectores de movimientos tanto para la luz como para el agua de los grifos; la sustitución de lámparas por leds…
Tanto la amplitud de las obras como la elección de los materiales utilizados, muchos de ellos de origen orgánico, hacen que la Universidad de Poitiers vaya más allá del reglamento de instalaciones térmicas actual (RT 2012), anticipando incluso el próximo, el RT 2020. Objetivo: asegurarse de que los edificios reformados no superen un consumo de 50kw m² / año.
Entre las mayores realizaciones futuras, aprobadas en el CPER [Contrat Plan État-Région – Contrato de Planificación Estado-Región] / FEDER: 14 millones de euros para renovar los edificios de Ciencias (B25, B35, B31 (el exterior del B24 ha sido renovado)), 12 millones de euros para la reestructuración de la biblioteca de Derecho y Letras (A2) y también 10 millones de euros para el nuevo edificio de Química (que sustituye el B27).
A partir de ahora, los nuevos edificios de la Universidad de Poitiers forman parte de un planteamiento eco-responsable. Esto quiere decir que no deben consumir más energía de la que producen. Son edificios pasivos o, en el mejor de los casos, de energía positiva, es decir que producen más de lo que consumen.
Últimamente, dos construcciones nuevas cumplen con estos criterios. El nuevo edificio de la Facultad de Medicina y Farmacia (D2) es pasivo y un edificio del campus universitario de Niort es de energía positiva (J5), entre otros criterios, gracias a la instalación de paneles fotovoltaicos.
Para no calentar innecesariamente los espacios vacíos, en cada edificio renovado se han instalado medidores individuales para regular las temperaturas de acuerdo con las utilizaciones.
También se ha hecho un esfuerzo para reunir los llamados espacios de enseñanza que no necesitan ser sobrealimentados por la noche y las áreas de investigación donde la continuidad de utilización puede ser necesaria.
Esta agrupación permite hoy alcanzar altos niveles de ocupación, especialmente para los anfiteatros, cuyo índice alcanza el 90% en el campus, lo cual contribuye a una mejor gestión del consumo de energía.
Unas adaptaciones que también tienen lugar gracias a un gran trabajo de sensibilización sobre los cambios en el comportamiento de los usuarios en cuanto a la gestión de la energía. También se ha contratado a un administrador encargado de la energía que tiene tres misiones: optimización de los contratos de energía, supervisión y consultoría energética durante las obras de renovación y construcción, sensibilización ambiental de los usuarios. Para realizar dichas misiones, un personal contratado por la Universidad de Poitiers que efectúa un servicio cívico completa su acción.
Muy pronto, la Universidad de Poitiers se dio cuenta de la importancia de ahorrar energía al iniciar, en el año 2000, una red de calor con una unidad de cogeneración para evitar el uso de carbón y gasoil.
Deseosa de ir más allá en el proceso, en 2015, la Universidad de Poitiers optó por invertir en una caldera de leña (agrupando pedidos con partes interesadas como la Región y el CROUS), lo cual supuso cambiar la red existente para resolver el problema de la pérdida de calor.
Esta caldera de biomasa se alimenta con astillas de madera originaria de bosques situados en un radio de 50 km y suministra en energía el 87% de las necesidades de calefacción del grupo (casi el 100% para la Universidad). En los otros campus, se prevén o se están estudiando soluciones de redes de calor de biomasa (Châtellerault, Futuroscope, Niort y Angoulême) o geotérmicas (centro de Poitiers).
Esta elección de energías renovables también concierne la electricidad con un compromiso territorial (agrupación de pedidos con el Hospital Universitario de Poitiers) que, desde el 1 de enero, permite el uso de electricidad renovable certificada (proveedor Alterna) en todos los campus.
A esto se añaden otros dos retos complementarios: la sobriedad energética y el autoconsumo. La Universidad invierte en la instalación de equipos de bajo consumo (iluminación led interior y exterior, detección automática, temporizadores y reguladores de intensidad). También está experimentando dispositivos de producción en sus terrenos y edificios (agua caliente solar, paneles y persianas fotovoltaicos) que también pueden contribuir a reducir la factura energética.
La Universidad realizó su balance de gases de efecto invernadero (BGES en francés registrado en Agence De l’Environnement et de la Maîtrise de l’Énergie – Agencia de medioambiente y control de energía), de los cuales la energía y el transporte son los principales emisores. La gestión de la energía de la Universidad ya ha generado importantes avances en términos de consumo de energía y reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero: