Desde 2012, la Universidad de Poitiers se comprometió a llevar una política ciudadana, inspirada en la tradición de las «universidades populares» que se desarrollaron a finales del siglo XIX. El proyecto de la universidad ciudadana es que la universidad sea un lugar abierto a todos, independientemente del estatus (asalariado, desempleado, jubilado…), el nivel de educación (no es necesario haber estudiado para asistir a clases), clase social, edad, etc.

Todas las personas deberían poder acceder al conocimiento y pensamiento crítico que, junto con la investigación, caracterizan la enseñanza universitaria. La idea es crear dispositivos y acciones que permitan a todos acceder a estos conocimientos, compartir los suyos y sus propias experiencias con los demás estudiantes y los docentes así como apropiarse de estos conocimientos y pensamiento crítico para una emancipación personal y colectiva. Por lo tanto, la universidad ciudadana es uno de los elementos clave en el papel que debe desempeñar la universidad no solo en la ciudad, sino más generalmente en el territorio.

El reto fundamental de esta política es permitir que el mayor número de ciudadanos entienda que la universidad no es un lugar aparte, un espacio desconectado de sus preocupaciones diarias, de los desafíos políticos, culturales, sociales… contemporáneos, sino un lugar de apertura, donde cada uno puede encontrar su sitio y su forma de construirse en el pensamiento, el conocimiento y la relación con los demás. Demasiadas personas piensan que las clases no son para ellas, que no tienen un «nivel suficiente», sienten recelo a la hora de pensar en la posibilidad de ingresar en este «templo del conocimiento» que supuestamente es la universidad. El dispositivo de la universidad ciudadana habrá triunfado, según mi opinión, cuando esta imagen se haya modificado.

Clases abiertas al público.

Desde 2012, se abren cada año 300 clases (todos los niveles, desde primero hasta el Máster) impartidas por 200 docentes, en todas las carreras universitarias (Letras, Derecho, Sociología, Historia, Física y Química, Matemáticas, Deportes…), y esta cifra sigue creciendo. 500 ciudadanos se inscriben a estas clases, ya sea por placer o para recibir una formación adicional relacionada con su trabajo o el empleo al que aspiran.

Los participantes se sientan en los mismos anfiteatros o las mismas aulas que los estudiantes que se encuentran en formación inicial, en el campus de Poitiers, el centro de la ciudad, y para algunos en Angoulême, Niort etc. Pueden simplemente asistir o participar activamente en la clase (colaboración en los trabajos de grupo…).

Estas clases también están abiertas a los empleados de la Universidad de Poitiers, invitados a asistir a un curso por año, tiempo integrado en su actividad laboral.

Actores de la sociedad

Cuando hay demanda, se establecen vínculos con organismos presentes en los barrios urbanos y áreas rurales, inspirándose así de las orientaciones de la democracia participativa. Talleres, intercambios de conocimientos, debates con públicos más alejados de la Universidad, en torno a sus preocupaciones diarias, se organizan con entidades públicas y asociaciones (sobre temas como la juventud y la ciudadanía, el fracaso escolar, las relaciones familia / escuela, la vivienda). Filósofos, economistas, sociólogos, psicólogos, por ejemplo, pueden intercambiar y crear debates a partir de distintas interpretaciones. Docentes, investigadores, estudiantes de Doctorado representan verdaderos vínculos entre la Universidad y la población, para poder entender, decidir y comprometerse a actuar.

Independientemente de su estatus, nivel de educación, ubicación geográfica, que acuda individualmente o en grupo, la Universidad ciudadana le aportará una nueva perspectiva sobre los universitarios y la utilidad social de su trabajo.


  • La vie étudiante continue sur les réseaux sociaux !